miércoles, 27 de octubre de 2010

Auto-defender-scribirse

Aquel final de mes, la monotonía volvió a marcar otro domingo de otoño más. Las hojas de los árboles seguían cayéndose sobre los suelos mojados dejando las calles resbaladizas, la señora seguía en el mismo puesto del mercado donde la dejé la semana pasada, los camiones de la basura seguían recogiendo los cristales rotos de la ruidosa madrugada, el vecino seguía discutiendo con el dueño del bar de al lado por exceder los 55 decibelios, los ceniceros seguían llenos de colillas y el camarero seguía fingiendo que recordaba qué desayunaba y volvía a ponerme la leche demasiado caliente. Entiendo que es complicado aprenderse que al cliente número 134 de la mañana le gusta el café con leche templada, desnatada y en vaso con una tostada de tomate, pero preguntar, todavía es gratis. Mientras espero mi no leche ardiendo y mi no pan con mantequilla, voy al quiosco de enfrente a comprarme mi sí periódico. Este domingo, El País Semanal está dedicado al recién galardonado Premio Nobel. El titular elegido para ocupar la página central de su entrevista es “La escritura es una venganza”. A priori no puedo entender por qué después de pasar 48 horas con un genio de las palabras y transformador de afirmaciones en acciones, el periodista decide resumir con esta frase la trayectoria de Vargas Llosa… Cierro la revista y viajo teletransportándome hasta Nueva York para entrevistarle ¿Qué pasó en la cárcel? ¿A quién odió tanto para crear el personaje de Leónidas Trujillo? ¿Quién era esa niña mala que tanto le hizo sufrir? ¿Conseguiremos que los hombres nos escuchen y lean a Flora Tristán? Y lo último….. ¿Seremos capaces de sentir el erotismo como Don Rigoberto? Cinco minutos después el café ya no arde y, entre sorbo y sorbo, empiezo a analizar esa frase que me perseguiría el resto del día. Escritura igual a venganza ¿Quién se venga de quién? ¿Las palabras que arrastramos contra nosotros mismos o nuestras plumas sustituyendo los cuchillos que decoran de negro las páginas en blanco?
Habían pasado tantos meses, días, horas, minutos y segundos, que cuando volvió a releer el manuscrito envuelto en ese cajón mugriento, cubierto de polvo, seguro que ya no se acordaría de quién se vengaba en su última novela. “A los periodistas les gusta preguntar por su origen, el por qué del nombre, quiénes son los protagonistas… ¿Qué les vas a contestar?”-le preguntó el editor- “La verdad. Que no me queda memoria. Pero no te preocupes. Los protagonistas responderán en mi lugar sus preguntas. Cuando se publique, recordarán probablemente quién seré, sabrán quién soy y no olvidarán quién fui”. Se imaginó cómo sería el gran día ¿Haría alusión a los que murieron pero le ayudaron mientras vivía? ¿Nombraría a los que ya desaparecieron y tanto significaron? ¿Seguirían existiendo los vivos que tanto le apoyan? ¿Mencionaría a su abuelo, a su madre, a su tía y al padrino? ¿Le reconocería su padre? No corren buenos tiempos y la literatura también es una víctima de esta crisis con la que muchos nacimos. La novela se retrasó y las petunias del otoño se transformaron en euphorbias con el frío del invierno. Los rayos del sol de la primavera deshicieron la nieve y salieron las petunias que desaparecieron con las margaritas blancas y el calor que ya anunciaba el verano. Cuatro estaciones comprobando las hojas una y otra vez. Creó su propia partitura de piano para que las palabras bailasen y modificar los posibles finales, que, posteriormente, se convierten en inicios. Principios debatidos en conflictos entre el pasado y ayer contra el mañana y después.
¿Y ahora?
Ahora la luz se adentra por los cristales iluminando sus ojos que un día decidió no cerrar
¿Y en este momento?
En este momento divaga sólo en la oscuridad desnudando sus recuerdos con su voz. Encoge sus manos de frío porque no quedan guantes que compartir, porque faltan manos que coger.
¿Y en este instante? Escribiendo para vengarse por Haberla devuelto la luz

miércoles, 20 de octubre de 2010

viernes, 15 de octubre de 2010

SSShhhhhhhh.... Silencio, grabando

3,2,1 y…… ¡¡¡¡Dentro plano!!!

Los mismos personajes interpretando papeles diferentes marcados por el tiempo que nos separó en la distancia. Sólo nos separan cinco calles del escenario real pero se puede disimular con el ambiente sórdido de este lugar. Antes de grabar, el director se dirige al regidor para indicarle las últimas instrucciones: “Dentro música, copas a medio beber, cigarros encendidos y conversaciones a medias; Atento el chico del fondo, tienes que estar listo para pasar en medio de los dos. Recuerda que antes de pasar por el baño, interrumpes su conversación, la coges de la cintura y le susurras algo al oído. Da igual lo que digas porque no llevas micro y no entra el sonido; ¿Están maquillados ya los actores de la primera escena?; Por favor, quítenle el vaso a esa chica, no hemos empezado a grabar y está llevando su papel al límite. Hasta que llegue, puedes abalanzarte sobre cualquiera de los figurantes. Cuando atraviese la puerta, directa sobre él. Bájese el escote. Si se queda sin energía le hemos dejado en el baño un frasco de afrodisiaco. Y no se preocupe, si le dice que no, siempre le queda su amigo. Usan el mismo perfume y le recordará a él; el chico de la barra, por favor no se disperse, lleva distraído todo el ensayo, cuando entre ella en escena que no se note demasiado que todavía la mira de reojo. Conténgase y cuando estén los dos, entonces sí, síguela con tu mirada, pero sólo en ese momento; Y usted, no la espere, quédese en la puerta mirándola a lo lejos mientras ella, en la otra punta, se recrea. Cuando se levante y se dé la vuelta, desaparezca. Sólo así, ella, reaccionará a su ausencia; ¿Ha quedado claro? ¿Alguien tiene alguna duda? ”. “–Perdone- interrumpí. Me he perdido en la explicación ¿Esta vez me voy o me quedo?”. “Haga lo que tenga que hacer? ¿Ha leído el guión?; Por favor, las chicas del fondo que se pongan las cazadoras. Fuera hace frío ¿Ha escuchado? Usted también ¡Póngaselo! No nos queda tiempo. Está a punto de amanecer y va a parar de llover. Sólo nos quedan dos tomas ¡Todo el mundo a sus puestos!! Maquillaje!!!! Échele en la cara un color más pálido. Tiene que hacerse la sorprendida aunque se encuentren a menudo”; “-Soy muy blanca. No hace falta-. Además este año no me ha dado el sol“.
“¡Cámaras, focos y…… Acción! Mójate el pelo cuando entres, está lloviendo. Ustedes entren ya en escena”; “-Hola- -hola-, -¿Qué haces aquí? -soy de aquí-, -¿Cómo te va? Bien. Te ha crecido el pelo-, -¿Qué tal-, -Bien. Terminando de grabar- - ¿No estamos empezando?,- No. Ya se ha emitido-“; “¡¡¡¡¡Corten!!!!! ¿Pero qué os pasa? ¿¿No se saben el texto? ¿Por qué se dedican a esto si odian los focos? ¿Me está escuchando señorita??? Siga con las pesas, tiene que parecer fuerte y estar armada cuando aparezca. No puede demostrar debilidad ni melancolía. No se olvide que él interpreta en su papel a un encantador de serpientes sin fondo. Al espectador le da igual que tenga corazón y sentimientos. Sólo lo sabe usted y eso le tiene que dar igual porque él no lo puede mostrar. Volvamos a intentarlo ¿Qué toma es esta? Tú acuérdate de arrodillarte y suplícale” ; “-¿Otra vez?-“; “Sí. Otra vez. Nadie dijo que ser actriz era fácil ¿No se da cuenta de que si él la ve bien se quedará? Y usted….. ¿No quiere eso verdad???
Comenzamos desde el principio la misma escena! ¡¡¡¡Acción!!!! Chicos vuelvan a abrir la puerta. Señorita es su turno. No se quede taciturna”; “-“Seguiré mi camino si me mientes y dices que me has querido. Sólo necesito tu aprobación. Yo a cambio, dejaré de deberte lo que nunca me has dado. Seguiré la luz del faro. ¿Así está bien?-“; “Pero… No se levante y usted no se vuelva a quedar callado. Aterrice. Estamos aquí ¿En qué está pensado? No se puede quedar en silencio. Llevamos meses ensayando esta escena ¿Se ha vuelto a quedar en blanco? ¿Y ahora por qué se va corriendo? ¿Has visto lo que has hecho?”; -“¿¿¿Yooo????-“; “¿Dónde está el director del casting? Me rindo”; -“Perdone-repliqué- Quiero rescindir mi contrato-“; “¿No le importa perder todo su dinero?”; “-No. Nunca lo tuve-“; “Firme este papel y no vuelva mañana”; “-Gracias-”.

jueves, 7 de octubre de 2010

Tocando la cima

-Te cambio 2 escalones por 19- Fueron tus últimas palabras antes de evocar al silencio.
-Pero ya estoy casi en mi casa… Llevo 94 y sólo me quedan 12 para abrir mi puerta-.
-Vives en el ático. Te sobran peldaños- Fue tu primera frase cuando recobraste la voz-.
Esperaba que me empujaras por las escaleras de nuevo a las mazmorras, pero no hizo falta. Con el roce de tu mano, descendí por la barandilla al estrecho pasillo de la entrada de ese antiguo Monasterio que estaban rehabilitando.
-No sigas. Conozco el siguiente frame-
-¿También has tenido un dèja vu?-
-Tengo varios a lo largo del día. Como ya los reconozco, me pellizco hasta arañarme para dejar cicatrices y poderlos contar. Si no olvidas, no existen los recuerdos. Ahora vete y gracias. Con tu regalo, tengo que sumar 17 escalones a los que me faltaban para llegar a mi casa-.
-¿Y si lo dejas para más tarde? Está a punto de llover….
Con mi cara de Aiffé, sobraron las palabras. Sin embargo, los temblores de mi cuerpo me delataron al enredarse la espada con la armadura. Cuando subí el primer escalón escuché tu portazo. 5 segundos después, y con 4 peldaños más a mi espalda, empecé a percibir un sonido distinto al de las campanas que suelen colarse por mi ventana cada mañana. Salí a la calle para averiguar de dónde provenía y te vi a lo lejos. Me escondí entre los coches para que no notaras mi procedencia. Me quité las zapatillas para no hacer ruido y recorrí el asfalto descalza tragando tu mismo aire y sintiendo tu respiración. Las notas sonaban cada vez con más fuerza y contenían palabras. Cuando diste la vuelta a la esquina me oculté detrás del árbol y me quedé quieta observando tus pasos y escuchando. Te seguí. El sonido era cada vez más nítido. Provenía de ahí, de ti, de mí. Me senté en el portal de al lado y soporté el descenso de las temperaturas que se iba apoderando de mis huesos. Abrí los tímpanos y cerré los ojos para volar y escuchar pero un ruido intenso y fuerte penetró de golpe en mi cerebro. No pude soportarlo más. Grité. Saliste y me viste. Estaba muerta de miedo. No sabía dónde estaba ni dónde podía ir. Los abrí. El pitido cesó y mi cuello sigue sosteniendo mi cabeza. No. No ha sido otro dèja vu. Las mismas marcas. No me he movido de casa.

viernes, 1 de octubre de 2010

La cuenta, por favor

100 horas sin respirar andando sobre arenas movedizas cruzando los límites entre la ficción y la realidad. Coincidimos cruzando la frontera entre el oasis, rodeado de cactus secos por la escasez de agua y los prados verdes, plagados de amapolas que envolvía la lluvia. Al anochecer, la luna llena nos reunió a todos bajo la misma cuadratura del círculo. No me puedo quitar de la cabeza a esa chica solitaria de mirada perdida, sentada en aquella piedra. No dejaba de asentir mientras pensaba con cara de desencajada. No movía ni un dedo, sólo la cabeza cada 4 segundos. Me recordaba a la chica cabizbaja de la estatua situada en esa calle ruidosa que ya dejamos atrás.
-No llegues tarde- le decía un chico. No sé de dónde salió pero llamaba la atención su intensa mirada que no aprovechaba observando únicamente sus pies hundidos por los granos de arena.
- Me retrasé, sí- susurraba ella-
-¿Qué esperabas?- le contestó mientras desaparecía entre la comitiva que le esperaba a unos 100 metros.
-Sólo 5 minutos- respondió haciendo uso de su instinto animal entre impulsos adolescentes indomables prendados de restos olvidados que volaron con el viento que nos envolvía al resto.
Me asusté. No la conocía pero parecía tan frágil…. Cuando me iba a acercar me hizo partícipe de su conversación -300 segundos, el mismo tiempo que tardé en encontrar vegetación en el desierto. Hola. Adiós. Hasta luego. No, nos vemos ahora, el mismo tiempo que tardé en saludar a los compatriotas. Cuando pisé su última huella marcada en la tierra, le vi dar patadas a los alambres que le impedían el paso-.
Se volvió a acercar. -Llegas tarde-repetía él despegándose de los brazos de ella que le envolvían. No entendía nada y aunque la buscara, no encontré la complicidad entre las miradas que nos rodeaban. Él la deseaba y sin embargo... se alejaba...
-LO SIENTO-. Su timbre de voz, temblaba.
Intenté separarme para no interferir en sus conversaciones pero antes de dar media vuelta, clave mis ojos en ella. Me vi reflejada en su iris y, sin despejar la mirada, no dude en darle voz a su conciencia: -Es fácil elegir la levedad para no asumir el peso de los actos-. Se enfureció. -¡Cállate! No entiendes nada. Lárgate-. -Lo peor de ser fantasma es que hay mucha competencia. No hay corazón, sin razón-. Me largué sin esperar contestación.
Estaba muerta de frío. El clima en el desierto es extremo. Los días son calurosos y las noches, heladas. Me fui a correr para sentir mis huesos, intentado no ahogarme. Despegaste y aterrizaste. Aquella historia me resultaba tan familiar…. Sus palabras no dejaban de perseguirme…. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.Le observé escondido detrás del algarrobo espiando el siguiente movimiento.
-¿Qué haces aquí?-
-Me mudé antes que tú ¿Recuerdas?-
-¿Cómo sabes quién soy? Te reseteé-
-¿Vienes?-
-No. Vuelvo-
-¿Otra vez?-
-No. Soy tu flashback-
-Ah… Entonces no dejes de asomarte a la ventana-
-¿Para ver el mismo cielo?-
-No. Las estrellas-
Salí andando, corrí, navegué, regresé en bici y cogí el avión. Cuando sonó el despertador, despegué….. Jueves. 09:45. 5 minutos remoloneando, sólo la tercera parte de un cuarto de hora. No puedo retrasarme. Me ducho. Me visto. Hoy, café en la estación.
La cuenta, por favor.
-Estás invitada-