Veinticinco meses
son suficientes para clavarnos
los dientes.
Vivo.
Cuando mueres
los dolores arden en mi pecho.
Los agujeros se reproducen.
Afilo tu espada ¿Lo sientes?
Te escondes bajo mi sangre en tu sábana y te recreas.
Me ensucias, me salpicas
y no me suplicas.
Muero.
Cuando vives
te reflejas en mis labios
y en los tuyos.
Cuando mueres, me reflejo en tus labios
y en los míos.
Saltas, gritas, punteas y alzas
palabras estridentes.
Resurgimos.
Resucitas en silencio
y a escondidas. Ensucias.
Renacemos ardientes.
Me tienes.
Redibujas mis lunares
en trozos,
tus recuerdos.
Reapareces y sientes.
Lo sientes.
Te arrepientes
y me quieres.
Prometes.
Vivo y muero
¿Sobrevivo? Resucito.
Tengo miedo a no Reconocerte
y conocerte.