domingo, 30 de mayo de 2010

No tocar: PELIGRO

Prefiero el dolor que tu silencio. Dejar la puerta abierta es tu única salida de emergencia para seguir huyendo. Sólo hablas si te obligo y ahora te invade el miedo a escuchar tu propia voz. El sonido de mi portazo retumbó. Tienes que entenderlo. Las motas de polvo no me dejaban ver con claridad. Por eso te regalé por tu cumpleaños ese libro dedicado. Para que pudieras refugiarte en ese escenario que algún director pintó para tí. Te rendiste y te fuiste. Yo me escondí en el laberinto y ahora que por fin veo la luz regresas a buscarme. Yo sólo quiero palabras y tú sigues frente a mí sin articular ni una. Me miras, tiemblas y sudas. Te observo y recuerdo que antes de que se te olvidara hablar me dijiste: "si siento, huyo". Has cumplido tu promesa y ahora es tarde para comprenderte. Ellos nos conocen pero guardaremos el secreto para no darles la razón. Ante sus ojos fingirimos ser dos soldados que combaten en el mismo bando. Nos disfrazaremos con el chaleco antibalas y nos seguiremos cubriendo y defendiendo de los misiles de los enemigos. Tu amuleto decora la pared de mi chimenea y ayer me dijiste que lo cuidara, porque su dueña, a partir de hoy, voy a ser yo. Has elegido camuflarte en tu casa y rodearte de penumbra. Es lo único que alivia a tus letras. Esa electricidad de la que hablas te impide deslumbrar. Mis heridas de guerra ya cicatrizadas me impiden regresar para descifrar tus cógidos encriptados. Has llegado tarde y ahora tus palabras retumban más fuerte que mi portazo.
Tomados de las manos nos pusimos a llorar. No hay nada que hacer: es el final.