jueves, 17 de junio de 2010

VIVO. No sobrevivo

Oscurece pero sigues siendo el Día. El fin no llega mañana. Vivir al límite, como si no existieras… Desenreda los alambres de la frontera que hieren nuestras pieles. Es un sueño que supera realidades nublando la enemiga superficialidad. Te fascina. Se te van las horas estudiando en mi anatomía cada lunar o señal buscando tu identidad que te distinga del resto. Es ficticio. No existe. Se va con el tiempo y se pudre. Son arrugas, experiencia y sabiduría: la esencia persiste. Sumérgete en mi interior. Si me buscas, lo ves. No te asustes, sigue, indaga... No demuestres cobardía, se huele. No huyas ni te rindas dejándoles ganar. Aprovecha la ventaja. Estamos en el punto de partida y no hay carteles de salida. Ya no sobrevivo. VIVO. No voy a arreglar el reloj de la cocina.

Te mueves al ritmo de las nubes que observábamos bajo el escenario que algún director diseñó en forma de ventana. Te has marchado. Has desaparecido con ellas. El sol da la bienvenida al nuevo día que suma. Recorro cada rincón buscando la oscuridad y la niebla que dejaron antes de moverse pero el tiempo se acaba. Mañana suben las temperaturas y viajarán a otro lugar formando ciclones. No sé dónde estarás ni qué tiempo crearás. Avanzo mirando atrás sin mi paraguas rojo para volver a sentirte. Sé que andamos para buscarnos aunque no nos encontremos. Nos aseguramos de clavarnos nuestros ojos en las profundidades. Llevo días sin comida, con la nevera vacía. A ti no te gusta cargar. No lo reprocho. Sigo repostando fuerzas, incapaz de tirar. Fluyo sobre nuebes. Sí pero me aguanto. Lo entiendo. Vivo en un quinto sin ascensor.