miércoles, 14 de julio de 2010

Si Bwanna........

Os quise, os quiero y os querré. Cada hora que pasa desde que ha sonado el despertador deseándome un feliz día, me voy quedando con una palabra menos que decir. Sobran… Hoy, no se las lleva el tiempo. Me lo mostráis cada día con vuestra compañía. Por eso estáis aquí aunque algunos os encontréis a miles de kilómetros. Sobrevivo que no es poco y sonrío. Siempre cerca derrochando energía para sacarme del agujero y entregarme al sol. No os importan mis defectos porque no me juzgáis. Ocultáis mi palidez bronceándome una y otra vez y sólo, a cambio de mi sonrisa. Felicidades a todos vosotros por dejarme crecer, madurar, marchitarme y florecer a vuestro lado. La levedad es mi consecuencia del peso no contenido.
He empezado la celebración del 221 aniversario de la Toma de la bastilla con mi siempre fiel Radio 3 escuchando a Sebastien Tellier, Roche. Y es que a mí me concibieron en París, aunque con los años mi madre, en una conversación muy seria, me desmitificó a la cigüeñita contándome que quien había ganado la carrera había sido yo. Sea mejor o peor, la vida hay que vivirla como una celebración: si no es lo que esperabas, porque hay que airearlo y echarlo al viento; si lo has conseguido, porque por fin llegó el momento. En mi casa celebramos todo, y yo, aunque cada vez menos partidaria, acepto ser Bwana compartida con mi Sister, por un día. Paréntesis de 24 horas donde los sueños se cumplen, licencia especial para desear y ser deseados. No es fácil: “Ten cuidado con lo que deseas porque podría hacerse realidad”. Es la ley más poderosa del universo y la física es infalible: causa-efecto, acción-reacción. No falla.
Es peligroso jugar con la ley de la atracción y con las señales aunque te pongan a prueba antes de despedirte de los 27. Andaba absorta con el i-pod intentando concentrarme para evitar que la suela de la sandalia se pegara al asfalto, subo la mirada y aparece sin buscarle. “Las mejores cosas suceden cuando menos las esperas”. No se equivocaba García Márquez. Así nos conocimos, sin esperarnos. No comprendo ni por qué elegí el camino más largo para llegar a mi destino si tardo menos por el otro lado de la calle… Supongo que será por mi inexistente orientación que ha vuelto a jugármela. Casualidad no es. Vivimos a cuatro calles. Aunque cuando me quedé sin aceite y sin sal no contestó. El azúcar no me gusta y en vez de vinagre uso soja.
Lo que no ha cambiado desde que he sumado los últimos 10 números es ser el primero en agradecerme haber nacido. Y eso que este año se retrasó 7 minutos porque no le funcionaba la tarjeta del hotel y cuando me llamó a miles de kilómetros con la resaca del acontecimiento considerado histórico para algunos, estaba agobiado por si se habían adelantado!! Te lo dije pero lo sabes, eres increíble por permanecer inmóvil a mi lado. Quisiste asegurarte por si me miran el móvil y no reconocen que eres tú el del número de tantos dígitos. Me regalaste un mensaje también. No te preocupes, dejaste rastro con tu nombre.


¡Viva la madre que me parió y vivan los paseos por las nubes que no dan agujetas mentales! GRACIAS GRACIAS Y GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Por ayer, por hoy y por mañana!!