martes, 24 de mayo de 2011

Cristales Iónicos

Hacía días que no volvía a mirarme en ese espejo. Desde pequeña tengo la extraña sensación de que es anti natural ver a una doble disfrazada de tí imitando tus gestos. Por eso detesto ir de compras, suelo intentar atravesar paredes de forma inconsciente y acabo cubierta de moratones. Esas láminas destruyen ilusiones y provocan distorsiones confundiendo mis deseos en prácticas masoquistas. Así que decidí deshacerme de él y convertirlo en reliquia reproduciendo un sólo cristal en varios trocitos a base de pequeños golpes. Lo envolví con varios trozos de revistas y de periódicos para no cortarme y cubrí el marco con papeles de titulares que me dispuse a dejar de coleccionar. Bajé los cinco pisos con el resto de bártulos que le restaban metros cuadrados a mi nicho de alquiler y tiré todo al contenedor más cercano sin reparar en el reciclaje de materiales. Tenía un largo viaje por delante y debía dejar la casa lo más ordenada posible para que los siguientes inquilinos pudieran colocar sus pertenencias.

Invierno, primavera, verano, otoño, un nuevo invierno y otra primavera.

París, Londres, Estocolmo, Praga, Turquía y Nueva York. Cuando me subí los 102 pisos del Empire State, situado en el centro de Manhattan, pensé que ya era hora de volver a casa. Ese mismo martes me planté en el aeropuerto y compré el billete de vuelta. Al aterrizar, pasé por casa y, sin deshacer las maletas y con la misma ropa de hacía dos días, fui a reencontrarme con mi rincón favorito de esta caótica pero adictiva ciudad.

-¡Joder! ¡Cuánto te había echado de menos!-

Había mucha gente a pesar de que era miércoles. Con el tiempo, el Templo de Devod, se estaba convirtiendo en un reclamo turístico, pero no importa, el núcleo arquitectónico del Santuario seguía intacto. Entonces recordé a mi profesora de historia explicándome que una de las salas del Templo era un mammisi y ya entendí por qué este lugar era mi punto de partida. A pesar de que separaban kilómetros mi lugar de nacimiento de la Plaza de España, yo sentía este rincón mío.

El monumento lo donó el Presidente de Egipto para agradecer al Gobierno español su ayuda por salvar los restos arqueológicos del Valle de Nubia y, aunque lo que llegó es una réplica del santuario primitivo, conserva las raíces de Devod como Templo de culto. No sé si de los dioses, pero yo también me siento protegida en este lugar del bullicio. Si cierras los ojos olvidándote de los de al lado que discuten de quién hace la foto, encuentras la calma y respiras la paz. El agua que lo rodea continúa cubierta de hojas, latas, colillas... pero los restos más antiguos se remontan al Imperio Medio y, antes de transportarlo a España, tuvieron que hacer grandes labores de restauración, reconstrucción y conservación. De Nubia viajó a la antigua Siena, después a Alejandría y, antes de llegar a Madrid, pasó por Valencia.

Después de hacer un par de fotos y de ver cómo el sol se apoya en la luna despidiéndose de ella hasta mañana, me cruce con un gato negro ¿Sería la reencarnación del dios Amón como cuenta la leyenda?

Esa noche recorrí las calles que tantas líneas habían dedicado mis libretas. Cuando pasé por la vía principal, mis ojos se quedaron clavados en el escaparate de una tienda que no había visto antes. Sí, era él. No tenía ninguna duda. Reconocí su olor a pesar de que nos separaba la luna del escaparate. Estaba restaurado y no tenía el mismo color pero era mi espejo. Lo había tenido durante meses decorando mi rincón. Sin embargo, era la primera vez que me detenía a contemplarlo. Descubrí que no era un espejo más formado por cristales covalentes ni metálicos. Era un espejo de cristales iónicos. Les diferencia del resto porque la fuerza que les mantiene unidos es electroestática y eso por lo visto significa que este tipo de vidrio “tiene puntos de ebullición altos”, que debe ser algo así como que la gran fuerza de cohesión hace que los iones permanezcan unidos. Quise abrazarle, recuperarle y pedirle perdón por haberme deshecho de él sin consultarle pero era tarde y el negocio ya estaba cerrado.

Sin darme cuenta había perdido el miedo a mirarme. Empecé acercando mi pierna y sí, se ajustaba a mi tamaño; después los brazos, también coincidían; y, por último, mi rostro, efectivamente los lunares y la nariz correspondían a mi cara ¡Era yo! Empecé a saltar de alegría, a gritar y hacer varias muecas divertidas haciendo reír a los transeúntes que pasaban con caras de asombrados. No. No se trataba de una performance, esa figura distorsionada que aparecía reflejada sólo fue fruto de mi imaginación. Mi cuerpo estaba intacto y nuestra esencia seguía siendo la misma. Ya no necesitaba ocultar mis curvas en ese espacio demostrando que era perfecta ni aparentar que era otra persona la que estaba imitando mis gestos. Por eso quería mantener mi destello en el cristal y verme reflejada en él de nuevo. Había conseguido ser yo y sólo yo, y, es verdad que nada es imprescindible pero tampoco se es materialista por madrugar al día siguiente, ir a la tienda y no querer renunciar a ellas para seguir siendo feliz. Aunque ocupen otro lugar de la pared.

2 comentarios:

  1. Efectivamente el ser humano conoce antes el tú que su propio yo. Es la conocida lucha continua por la búsqueda de cada uno de nosotros.
    Leerte realmente me emociona.
    P.D El fanal

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  2. Linda por dentro y por fuera. Hacía días que no paseaba por tus escritos y cómo nos han gustado los últimos tres que no había leído todavía por falta de tiempo que ya sabes que eres mi ídola. No dejes nunca de expresar. Los que te tienen lejos te sienten muy cerca. Muchos besos preciosa. Paula y Dany

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